La presencia
de enormes cadenas montañosas en las cercanías de las costas ocasiona que los
ríos de México sean en general cortos, innavegables y con un caudal
relativamente modesto. Esto es especialmente cierto en el Pacífico en cuya
vertiente, sin embargo, desembocan algunos de los ríos más largos de México.
México tiene
cuarenta y dos ríos principales, que pueden agruparse en tres vertientes: la
vertiente occidental corresponde al Pacífico;la oriental al golfo de México y
al mar Caribe; y existe además una vertiente interior, conformada por todos los
ríos que no tienen salida a ninguno de los mares ni desembocan en una cuenca
con desagüe marino.
La Comisión
Nacional del Agua (Conagua) ha dividido México, hidrológicamente, en 13
Regiones Hidrológico-Administrativas, que son agrupaciones de cuencas que
procuran respetar los límites municipales, para integrar con facilidad la
gestión socioeconómica. A su vez, éstas regiones administrativas se subdividen
en 37 regiones hidrológicas, que tienen un nivel de escurrimiento similar
(llegan hasta 33 en número, pero la n.º 24 está repetida) en las que están
agrupadas las 718 cuencas hidrográficas del país. Conagua es el órgano
administrativo, normativo, técnico y consultivo encargado de la gestión de
dichas regiones hidrológicas. En el cuadro adjunto se recogen tanto las 13
Regiones Hidrológico-Administrativas como las 37 regiones hidrológicas,
utilizándose el siguiente código de colores para reflejar la vertiente:
Las más
húmedas son la del Usumacinta-Grijalva, la del Papaloapan, la de Coatzacoalcos,
y la llamada Costa de Chiapas. Las tres primeras corresponden a la vertiente
del golfo de México, y la última al Pacífico. Las cuatro se localizan en los
estados del sureste de México. En el punto contrario, las más secas son las de
El Vizcaíno, Magdalena y Laguna Salada, en la península de Baja California; y
la de Sonora, en el estado del mismo nombre.
Según el Instituto
Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), los ríos más caudalosos son el Usumacinta,
que desaloja 900 000 l/s en el golfo de México, y el Grijalva, con 700 000 l/s,
también en el golfo. Ambos forman parte de la región hidrológica 30, de
Usumacinta-Grijalva, la más húmeda del país. No obstante, se trata de ríos
relativamente cortos.
El río Bravo,
el más largo de los que riegan el país, apenas desaloja 120 000 l/s en la
vertiente oriental. El sistema Lerma-Chapala-Santiago, que riega una de las
zonas más densamente pobladas del país, apenas tiene una capacidad de 8500 m³
anuales de escurrimiento, contra los más de 50 000 del río Usumacinta.
La vertiente
interior está formada por regiones cerradas que impiden la salida de sus aguas
al mar. Las más importantes son las de los ríos Nazas y Aguanaval, que se
localizan en los estados de Zacatecas, Durango y Coahuila. Sus aguas son
canalizadas para dotar de agua ciudades tan importantes como la zona
metropolitana de Torreón, que alberga a más de un millón de personas, así como
los extensos cultivos de la Comarca Lagunera. Sin embargo, se trata de ríos con
escaso caudal, que no son suficientes para abastecer la demanda de la región.
Existen además
numerosas y pequeñas cuencas lacustres, entre las que hay que destacar las de
los lagos Pátzcuaro y Cuitzeo, en Michoacán de Ocampo. Formaba parte de este
grupo la cuenca del lago de Texcoco, que sin embargo, fue abierta
artificialmente hacia el río Tula, con el propósito de desecar los más de mil
kilómetros de superficie lacustre, en los que hoy se asienta la Ciudad de
México.
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